Portada Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos

Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos
de
FEDERICO GONZALEZ FRIAS

LA CORONACIÓN DE UNA OBRA
por
Francisco Ariza (cont.)

Cap. XXV de su libro: La Obra de Federico González. Simbolismo,
Literatura, Metafísica
, en prensa

II

Hablamos anteriormente de la cultura, y añadiremos que con este Diccionario nuestro autor nos da suficientes muestras para saber qué es y qué representa ésta desde el punto de vista de la Ciencia Hermética y la Filosofía Perenne. Para empezar, que toda cultura verdadera tiene orígenes sagrados y constituye un conjunto de códigos revelados, de estructuras simbólicas, que hablan de la Cosmogonía como proyección de un Mundo Arquetípico;9 esas estructuras organizan, a escala humana, el fluir incesante del tiempo y en consecuencia ordenan la vida de un pueblo, de una comunidad o de una civilización.

Prácticamente casi todas las voces de este Diccionario aluden de una u otra manera a esos códigos simbólicos, y a este respecto hay en ellas, en su conocimiento, una utilidad concreta relacionada con disponer de una información que va más allá de la simple acumulación de datos, que es lo habitual en lo que hoy se entiende por “información”, e incluso por “cultura”. Precisamente es todo lo contrario; en primer lugar porque nuestro autor sabe muy bien de qué está hablando, es decir a qué se refiere esa información y cuáles son las ideas que palpitan en ella; y en segundo lugar porque éstas son de una naturaleza tan sutil que requieren no de una lectura superficial y “consumista”, sino de una verdadera concentración en su estudio, como preámbulo necesario para la contemplación y el “vuelo” del alma hacia las regiones intangibles de la Ciudadela celeste;10 a este respecto la palabra informar la entendemos aquí en su sentido etimológico: “dar forma”, o sea “formar” mediante una instrucción o enseñanza, en este caso una enseñanza sustentada en los principios universales.

Esa utilidad encierra, pues, un sentido inequívocamente operativo, si bien no conviene olvidar tampoco lo que a este respecto se dice en la entrada “Utilidad” por boca del sabio taoísta Chuang-Tzu:

Todo el mundo conoce la utilidad de ser útil, pero nadie conoce la utilidad de no ser útil para nada.

Así pues, el sentido de esa utilidad a la que aludimos no puede conducir sino a la pura contemplación metafísica, más poderosa que cualquier acción, que, en mayor o menor grado, siempre “está contaminada”, como señala nuestro autor al comienzo de En el Vientre de la Ballena.

Por eso, cuando hablamos del bagaje cultural de Federico González lo hacemos bajo esta premisa y no podría ser de otro modo. Igual si nos referimos, por qué no decirlo, a su gran erudición, la que siempre ha puesto al servicio de la didáctica del símbolo y su mensaje liberador, sabiendo que, de tomarse como un fin (o sea la erudición por la erudición misma) y no como un medio más entre tantos otros, y por tanto prescindible, ese bagaje puede convertirse en un pesado fardo y en un serio impedimento en un camino cuya meta es la “docta ignorancia”, el auténtico saber, aquel que Nicolás de Cusa denominó “el más alto grado de Conocimiento”, y que viene precedido por la anamnesis o “evocación de la memoria primigenia”, que es

un estado del alma al que se accede, paradójicamente, por el olvido de todo lo superfluo y anecdótico.11

Llegar a tener conciencia de “saber que no se sabe” es el mensaje que subyace en toda la enseñanza de Federico González. Leemos precisamente en la voz “Erudición”:

La verdadera Sabiduría a veces se alcanza por la erudición pero son casos mínimos, aislados, de lo que no dan cuenta ejemplar ni los filósofos presocráticos, ni Sócrates, ni el testimonio de Platón. Tampoco los sabios-chamanes de todos los pueblos arcaicos (...) El sabio auténtico no necesita de la erudición y aunque pueda haber sido un extraordinario lector, o estudioso, en el camino ha ido eliminando unas referencias que le impedían el saber, o las ha olvidado. En los programas de preguntas y respuestas televisivos suelen triunfar memoristas de nivel escolar que son admirados por el gran público y que saben quién descubrió tal cosa y en qué fecha, ignorando lo que tal cosa es en sí; maestros ciegos que enseñan a otros ciegos, a los que hace referencia el Evangelio.

No pretendamos encontrar aquí complicadas elaboraciones de un pensamiento que finalmente nada nos dicen, en su dialéctica estéril y envanecida, acerca del ser de las cosas, del mundo y de nosotros mismos. Todo lo contrario, en este Diccionario se percibe por doquier una soltura y claridad en la exposición de los temas que, como decíamos antes, son el fruto de una experiencia vivida directamente con las ideas y sus potencias generadoras y regeneradoras, y que no precisa de adornos superfluos para expresarse y recrearse continuamente, de ahí la espontaneidad, la naturalidad y el lenguaje directo y a veces desenfadado (acudiendo en ocasiones al sentido del humor y a la sutil ironía, que ya apreciamos en su obra literaria y dramatúrgica) que se trasluce en su discurso perfectamente trabado en su coherencia interna pese a la complejidad de lo que trata, conjugándose con la brevedad fecunda de la síntesis y la precisión y exactitud del dato concreto cuando estos se hacen necesarios (por ejemplo al abordar el simbolismo de los ciclos y el de los calendarios, entre otros), facilitando todo ello la comprensión de lo que se quiere transmitir.

Gracia y rigor fusionados en el esplendor de la Idea, una de las formas más eficaces de encantar y seducir al alma humana, que ante todo ama la Belleza y se reconoce permanentemente en la Armonía, en la “unión de los contrarios”. Nuestro autor va “al grano”, es decir a la esencia, dejando a un lado la paja y la hojarasca “erudita”. Y lo hace, volvemos a repetir, mediante ese lenguaje conciso y al mismo tiempo nutrido de sugerencias, de evocaciones de “otras realidades” que se van haciendo cada vez más presentes en nosotros y que vamos reconociendo como portadoras de la memoria del Sí Mismo, que como señala nuestro autor

deja un rastro invisible en aquellos que han tenido la gracia de presentirla, lo que los incita, en el tiempo, a hallarla nuevamente. Recuperar dicha memoria es fundamental y debe hacerse todo para eso.

Traigamos aquí, como ejercicios para atraer los efluvios de esas evocaciones y remembranzas, algunos fragmentos o citas completas extraídas del Diccionario, empezando justamente por aquella que habla de la recuperación de esa memoria:

ANAMNESIS. Recuerdo del Sí Mismo, lo que constituye el olvido de todo lo otro, de su irrealidad, o sea, el recuerdo del Sí Mismo hecho realidad. Pérdida de memoria de lo relativo, condicionado y reflejo, e identidad del ser en un espacio universal recién nacido.

Memoria del mundo y del hombre que se revela como una reminiscencia de la totalidad.

Para Platón este estado es sagrado y forma parte de la senda hacia el Sí Mismo y del reencuentro con el auténtico Yo que se produce gracias al trabajo hermético, aunque aparece de pronto, espontáneamente, e irrumpe en situaciones anímicas inespecíficas.

Es imperativo dejar que la anamnesis se arme y aflore en su discurso de pautas y ritmos intangibles.

ARTE. … Los alquimistas se llamaban a sí mismos artistas, o filósofos y es curioso que su patrono fuera precisamente Elías Artista. Una fusión de su arte con la figura del Elías bíblico arrebatado al cielo en un carro de fuego, y del que se dice todavía está vivo, y por ello seguramente inspira a los artistas capaces de haber llevado a cabo las pirámides egipcias y mesoamericanas, las grandes catedrales medievales románicas y góticas y todas aquellas edificaciones sagradas de Oriente y Occidente que amalgaman en sí y de forma unísona la pluralidad de las artes, ciencias y oficios. Por lo que ser artista es ser uno con el Supremo Hacedor, un artista per se con sus emisarios, los dioses, inventores de los instrumentos musicales, como lo fueron los herederos de las palabras ritmadas de esas Tradiciones grecorromanas tal cual Homero, Hesíodo, Virgilio y posteriormente Dante. …

ASTRONOMIA. … Esos ritmos de los días y las noches cambian constantemente y sus pautas son registradas por los seres humanos desde que existe la vida en la tierra, e incluso ligan su propio destino a esas danzas perennes del mundo manifestado. Por lo que tanto astronomía y astrología están en el Principio como las expresiones más evidentes de un orden, producto de la Inteligencia Universal y del Ser que las ha generado.

El espacio y el tiempo, que son las constantes del movimiento de esas deidades de las que estamos hablando, están íntimamente ligados con el hombre, como es notorio que éste lo está con el tiempo y el espacio en el que le ha tocado vivir. Por eso la astronomía y su compañera la astrología se hallan entreveradas con la geografía y la historia y todas ellas con el anthropos, el Hombre Universal que es a la vez macrocósmicamente la causa y microcósmicamente el efecto de esa sinfonía que constantemente teje y desteje la trama y la urdimbre de la vida, desde lo más grande a lo más ínfimo, de lo más duradero a lo efímero, de lo veloz a lo lento, o a cualquier otra de las condiciones de la existencia universal. O sea, a lo que la palabra cosmos expresa y simboliza.

BARRO. El hombre es cerámica viva en las manos de los dioses, consciente de su fragilidad vuelve hacia sí mismo y lo hace impulsado por el silencio necesario en una recogida del alma en su centro vital, a la que viene a sucederle una nueva generación signada por la dicha de una era feliz, dorada.

Se cierra para luego abrirse y se abre después de permanecer cerrado en la noche, viene un nuevo día con este azul que otorga al alma del viajero la posibilidad de recuperarse, de seguir adelante con y en este barro modelado que es su cuerpo hoy en esta permanente impermanencia.

CADENA ÁUREA. Hilo invisible que liga la doctrina metafísica y cosmogónica perenne y a los iniciados que de ella son partícipes entre sí.

Este es un concepto que alguna vez se oye y se archiva en el inconsciente, pero a medida que uno va avanzando en el camino del conocimiento y se va nutriendo de los autores que se señalan como predecesores en este tipo de materia, se va haciendo cada vez más coherente y se ilumina constantemente el hecho de que a lo largo del tiempo se haya conocido una serie de temas que nos hubieran parecido absurdos y mentiras cuando éramos hombres profanos y no teníamos la menor idea de este abrir de la conciencia a una misma y única fuente de la que todo emana.

CIUDADES Y CENTROS SAGRADOS. BENARÉS. Por aquí pasan los muertos con ademán concluyente y en llamas. Otros creerán que esto es un sueño. Desde el río, de madrugada, aparece en la niebla y tal vez se hace ciudad esta visión, si no es que hemos entrado por una puerta desconocida a otro cielo, de los muchos de la India. Y los templos conforman un horizonte de picos de los Himalayas, donde otra ciudad escondida guarda un secreto helado, conservado en sí mismo y que desciende atemperado por el Ganges siempre sagrado, ahora de aguas calientes.

DISCÍPULO. Quien sigue las enseñanzas del maestro intelectual, las hace suyas, las vive como tales, y a su vez las transforma, haciéndolas nuevas, siempre a la luz de la doctrina unánime, que participa del hilo de oro y los autores e ideas que la expresan en todos los lugares y tiempos, lo que garantiza que la Tradición se perpetúe y lo haga partícipe de tamaño honor y responsabilidad, permitiéndole a su vez que al encarnarla, pueda igualmente transmitirla –en forma escrita o no, de acuerdo a las capacidades con que está dotado y las formas personales en las que tiene facilidad y son las adecuadas para su tiempo y lugar, es decir, con lo que cuenta.

EJE. … El centro es pues la proyección horizontal de un eje vertical invisible que genera por difusión los límites del plano del mundo; inversamente es el lugar de reunión de las direccionalidades opuestas y contradictorias que conforman ese plano. Es así que Eje y centro son símbolos arquetípicos análogos; cualquier centro señalado por un ser, fenómeno o cosa que conforme una teofanía o una epifanía es el centro arquetípico y por lo tanto la emanación del Eje primordial, o Eje del mundo, por medio del cual se conecta con otros estados o modalidades de un Ser Universal cuyas distintas expresiones configuran la totalidad del cosmos. Este eje es la cadena áurea que atraviesa todos esos estados a la que se suele llamar la “cadena de unión” que designa a la transmisión de la doctrina tradicional y la iniciación. …

ESPÍRITU-ALMA-CUERPO. El espíritu es lo único permanente, todo lo demás fluye y se recrea (recicla) de modo perpetuo. Por eso, al contrario de lo que piensa la religión cristiana, el alma no es inmortal y todo ello se debe a una confusión entre los términos latinos ánima y spiritus. Las religiones cristiana y judía consideran al Ser universal como la instancia más alta en oposición a las metafísicas orientales dedicadas al supra Ser y lo supracósmico. Al Ain Sof (No finito, en términos cabalísticos); al Brahma Supremo de la Tradición Hindú. Al Dios desconocido de todos los panteones.

En el caso de Platón que también dice que el alma es inmortal la cuestión es diferente pues él igualmente lo distingue en Fedón (107 d, 108 d y ss.).

Allí se habla del destino de las almas y se consideran tres clases de ellas, en el juicio post-mortem (siguiendo a los egipcios): a) las que van directamente al Tártaro, b) las que pueden salir de esa cárcel y establecerse sobre la tierra c) y de estos últimos los que se hayan purificado mediante el aprendizaje (ejercicio de la filosofía) que viven para todo el porvenir. Es decir que establece los tres mundos (cuerpo, alma y espíritu) y así el alma deviene espíritu (infinito) en virtud del Conocimiento con el que se identifica. El alma inmortal es en él un modo de llamar a lo que otros nombran espíritu (…)

Y agregaremos, que cuando se refieren algunas Tradiciones al Alma universal es que, por cierto, se refieren al Espíritu.12

ETIMOLOGÍA. … La misma definición nos está diciendo que las palabras que usamos de modo corriente tienen aspectos ocultos en su forma y significado, que nos indican más exactamente el sentido de los términos, su procedencia y parentesco. Ir a las raíces de las palabras es de algún modo ir a la raíz del verbo.

Sabiendo que los orígenes culturales son sagrados es lógico derivar de ello que también lo son los de la lengua.

Siendo que para la Cábala –y otras Tradiciones– el nombre es la verdadera esencia de la cosa, su procedencia debe ser reveladora ya que éste designa a la cosa en sí.

EXILIO. … Los que han tenido que dejar su país y enfrentar otras realidades sufren las características propias de este problema que prácticamente es imposible de comprender a menos que se sea otro exiliado, en particular de edad adulta, o que ha debido abandonar involuntariamente su país por las circunstancias que fueran, aunque incluso los que lo han hecho voluntariamente deben pasar por un período de dolor, de nostalgia y, en definitiva, de reinserción en el drama de su vida.

Análogamente el Hombre Nuevo, o sea el iniciado que ha dejado su antigua existencia profana y en su camino se siente como un extranjero en el medio que le circunda, es tal por haber desertado de sus identificaciones poco a poco al punto que se siente extraño en su patria, como un exiliado en su propio hábitat, como aquel que ha tenido que renunciar a su tierra.

Y no es que sea desconocido lo que acontece en el paisaje de su alma sino que lo que ha sido lo habitual comienza lentamente a morir, ya que van desapareciendo las valorizaciones (a las que nos aferramos hasta último momento) pero que terminan por expirar definitivamente, siendo suplantadas por otras perspectivas. Este cambio de piel equivale a un renacimiento en el que todo se estrena y las cosas se presentan como inéditas y flamantes en su realidad íntima, tal cual ellas son en sí y no falsificaciones de la ensoñación.

GEOGRAFÍA SAGRADA. La geografía, ciencia del espacio, está relacionada con la grafía que toman en la tierra los distintos accidentes geográficos: montañas, cordilleras, montes, colinas, océanos, ríos, arroyos, fuentes, cascadas, bahías, cabos, caminos naturales, encrucijadas, valles, praderas, estepas, desiertos, bosques, selvas, etc., etc. No sólo son circunstancias dignas de una lectura literal sino, por el contrario, son hechos significativos que necesariamente obligan a unas consideraciones simbólicas. Es más, si se piensa con profundidad en ello esas características son propiamente eso, la escritura de la tierra, que no puede dejar por ello de ser algo para ser leído y por lo tanto interpretado. Por otra parte cada uno de esos fenómenos ha sido considerado como simbólico por todos los pueblos, tal el Nilo para los egipcios o el Monte Meru para los hindúes, para no dar más que un par de ejemplos de los unánimes en todas las Tradiciones sobre estos accidentes geográficos antes mencionados, siempre emparentados con modalidades de lo sagrado; igual la simbólica de los fenómenos atmosféricos: lluvia, sequía, rayos, trueno, clima, etc. y ambas vinculadas con los lugares específicos donde se producen. Por lo que las situaciones distintas tanto geográficas como atmosféricas han sido siempre relacionadas con los diferentes dioses y diosas que pueblan los panteones. (…).

GESTO. El gesto es la cristalización del perpetuo devenir. Es una forma del rito y por ello hablar de él es hablar igualmente del mito y el símbolo. Mediante él cualquier cosa se hace posible por lo que la Creación Universal es la reiteración de un gesto primigenio. Como en el caso del símbolo hay distintas categorías de lo gestual. El gesto arquetípico es la coagulación del mundo por las manos del Hacedor cósmico del que todos los otros gestos son sólo imágenes. …

IDEA-FUERZA. Término utilizado para destacar el poder de las ideas que podría prolongarse al poder mágico de las palabras que las expresan.

INMORTALIDAD. La inmortalidad no es la grosera suposición de que el ser humano puede no morir o que adquiere una especie de patente de corso para ser admirado en un futuro.

Al contrario se trata de morir a un estado y resucitar a otro totalmente nuevo y virginal, no regulado por las coordenadas del espacio y el tiempo de los hombres. Sólo el espíritu es inmortal. Por lo tanto el alma capaz de unirse con el espíritu se hace inmortal más allá de cualquier literalidad o pretensión humana de supervivencia indefinida.

MENSAJES. Los mensajes son elementos que nos vienen de fuera, y que son percibidos por la psiqué como algo de sumo interés ya que altera nuestra conciencia ordinaria, irrumpiendo en ella y marcando nuevas posibilidades, siempre renovadas. Recibir mensajes es estar vivo, y es un tremendo preámbulo hacia la muerte considerar que esos mensajes ya no nos interesan, o dejen de tener significado. Siendo el mundo y los dioses un asombro constante nos dicen perpetuamente cosas que tenemos que oír y descifrar y que se refieren a nosotros mismos. (...) El mundo está compuesto de mensajes verticales, de los dioses a los hombres, y horizontales, de los hombres entre sí, con lo cual se teje la trama y la urdimbre de lo que conforma lo que llamamos la realidad. Y el tiempo y el espacio son los primeros en tejer esta trama que es la propia existencia del ser humano; en cuanto al amor, las flechas del Ángel pagano Cupido, un alter ego de la diosa Venus, cumplen esa misión de mensajeras.

MISTERIO. El misterio no es un tope en las posibilidades de nuestra mente. Tampoco algo que alguna vez nos será revelado, que por fin comprenderemos. Por el contrario, la cualidad del misterio radica en su indescifrabilidad, en que es algo en sí, inherente a la naturaleza misma del hombre y las cosas. Tiene vida propia, es per se y se manifiesta como una categoría del alma delimitada por su propia existencia. Comprender esto es entender todo misterio y saber también que su característica esencial es su permanencia incognoscible13 por siempre jamás. …

NECESIDAD. La necesidad es una de las categorías propias del ser humano, el que antes de todo necesita respirar. Para Platón, esta categoría es fundamental y todo ser humano responde a ella; lo necesario siempre es suficiente. La máxima aspiración es posible cuando no se destruyan o contaminen las vías de acceso a ella, teniendo en cuenta que la Sabiduría nace de la necesidad que es el único camino seguro para llegar a la verdad.

El universo nació efectivamente por la combinación de la Necesidad y la Inteligencia (Platón, Timeo 48).

NEZAHUALCÓYOTL. … Homologar el universo con una casa de pinturas –al igual que aquélla donde se guardaban los códices–, la biblioteca y pinacoteca divinas, y al hombre como capaz de recrear el canto universal (ser su bardo o ministro), es una explosión de formas y colores, algo deslumbrante. Es concebir al mundo –y a nuestro paso por la vida– como una permanente obra de arte donde se proyectan indefinidas imágenes cambiantes, igualmente bellas y fantásticas, así estén coloreadas por la dicha o la tristeza, por el florecimiento de la paz o por la dramática batalla cósmica. …

NO-SER. Se llama así a lo no-finito, es decir, lo infinito, concepto que se puede entender equivocadamente por lo indefinido o tomarse por una simple negación del Ser. El No-Ser es la Posibilidad Universal; el Ser, la Unidad, es la afirmación de esa posibilidad, la primera determinación, que lleva en sí todas las posibilidades de desarrollo que se sintetizan en ella. …

NÚMERO. Los números son conceptos de relación que coinciden con los intervalos de los fenómenos, las pautas y su desarrollo en lo espacio-temporal. Ellos establecen las proporciones presentes en la armonía de todas las cosas lo que Jámblico pone de manifiesto en su Vida Pitagórica.

Pitágoras expresaba en su Discurso Sagrado que Orfeo dijo que la esencia de los números es el principio más providencial de todo el cielo, de la tierra, y de la naturaleza intermedia. Decía que el número es lo más sabio, y añadía que era hermosa la contemplación del cielo en su conjunto y la observación de los astros que se mueven en él, pero que ello se debía a la participación de la esencia primera e inteligible. La primera esencia era la naturaleza de los números y proporciones que se extienden a través de todas las cosas, de acuerdo con los cuales todo está armónicamente dispuesto y convenientemente ordenado.

OSCURIDAD. … Podría decirse que en el viaje iniciático se comienza con la oscuridad de la ignorancia, o el caos que es rasgado por el Fiat Lux, dando lugar a un proceso complejo, difícil, e iluminado, cuyo final sin embargo, es también una negra espesura asimilada a la ignorancia en su aspecto más alto y al No-Ser y lo Inefable. En efecto, la oscuridad inicial llega finalmente a la oscuridad final de las tinieblas, iluminadas por el palpitar de lo desconocido. Allí, en la oscuridad, se encuentran el comienzo y el fin, por lo que este símbolo polivalente, a la par de otros muchos semejantes, posee dos sentidos (o mejor una indefinida cantidad de ellos que se sintetizan en la díada), el de la selva oscura de Dante y el de la Posibilidad Universal en el ámbito de la Nada o la majestad de lo increado, que puede ser descrita como una oscuridad más luminosa que la luz del mediodía.

PURUSHA. El principio activo de la manifestación universal a cualquier grado que ésta se produzca ya sea sucesiva o simultáneamente, a saber la Voluntad Divina, o el Ordenador Supremo, siempre relacionado con Prakriti como una polarización del Ser Principal, en la que Purusha sería la esencia y Prakriti el principio plástico asociado a la sustancia y al principio pasivo. En el caso de la manifestación, la presencia de Purusha es determinante aunque sea Prakriti la productora de las formas, mientras que Purusha no es productor en sí mismo. Prakriti posee la capacidad de generar, bajo la influencia espiritual de Purusha,los tres gunas propios de toda manifestación. Purusha, como se ve, es un principio que permanece inafectado por las modificaciones individuales propias del macro o microcosmos que él mismo con su voluntad intelectual determina.

RESHIMU. Es la impresión o huella de En Sof en el vacío que se origina por la contracción (Tsimtsum) en el seno de lo Ilimitado, que dará curso a la manifestación cósmica. Una gran paradoja.

REVELACIÓN. Revelación es la irrupción del Bien, la Verdad o la Belleza en nuestras conciencias. De allí su parentesco con el mensaje, tratado anteriormente.

Sin embargo, etimológicamente la palabra revelación quiere decir de modo literal, velar dos veces (re-velar). Esto nos da mucho que pensar sobre el hecho de que todo lo que vemos o percibimos está velado y la revelación sería paradojalmente una vuelta a la oscuridad, un artilugio por el cual lo que está oculto o desconocido se hace presente, o conocido.

La revelación entonces es algo que sucede por contradicción entre dos partes de la cual surge una tercera que viene a ser el fruto de lo revelado.

De hecho, el mundo en el que vivimos es una serie, o conjunto de revelaciones, lo que es muy frecuente de observar, si nos remontamos a las percepciones de la infancia.

Revelar es desnudar y de esta manera comprender tanto el vestido como su función, la mayor parte de las veces, ilusoria. Pero se suele entender este término como la recepción de un mensaje liberador, tal la revelación cristiana.

La revelación es igualmente el nombre secreto de la cosa, el enunciado que la ha hecho posible. La audición está íntimamente ligada con este proceso de Conocimiento.

SABIDURÍA. Estado al que pueden acceder los sabios, o sea aquellos seres humanos que han llegado al auténtico Conocimiento.

Es decir: la Intuición directa e Intelectual del plano metafísico. A lo que se llega después de que el Ser Universal se refleje en el ser particular, a saber, del Conocimiento de la Ontología, que suele incluir la comprensión del mundo cosmológico en su sentido más alto.

SER. Aquello que es lo que es. En el caso del ser humano, su identidad con el Ser Universal, es lo que se logra a través de un segundo nacimiento después de la muerte a lo ilusorio y a la irrealidad del mundo. Por lo que el ser no nos es dado y se logra por mediación de la unidad con la que se identifica.

En las iniciaciones este tramo se relaciona con el sol –y el jardín del Paraíso– que se trasciende por el Conocimiento verdadero del No Ser vinculado con lo polar. Y por último la integración en la perenne Posibilidad Universal, fin último de todo proceso cognoscitivo.

VIRACOCHA (Perú). Nombre del dios liberador, entre los antiguos peruanos. Dios hacedor del mundo entre los indios andinos, original del lago Titicaca, donde vivía; fue también el constructor de Tiahuanaco.

Señor y dueño de todas las cosas, era el patrono del crecimiento en general. Regalos –tierras, ganado, ofrendas– eran dados a otros dioses incas, pero a Viracocha no se le daba nada puesto que lo contenía todo. Antes que el sol y que la luna fueran hechos, se elevó desde el fondo de las aguas de su hogar; después creó los dos cuerpos luminosos y los colocó en el cielo convenientemente. Su siguiente tarea fue hacer imágenes de piedra y dotarlas de vida, creando así la raza humana. El dios enseñó a los hombres las artes, la agricultura, y la metafísica; les dio enseñanzas mágicas e instituciones. Con posterioridad, habiendo hecho su trabajo, desapareció como había llegado, de súbito.

Todas esas características de la prosa de nuestro autor apuntadas más arriba, y que contribuyen a plasmar su pensamiento, se mantienen naturalmente cuando toca el amplio tema de la Historia y la Geografía, o sea del tiempo y del espacio en sus múltiples expresiones, como hemos tenido ocasión de comprobar en la entrada dedicada a la Astronomía y a la propia Geografía, o cuando se ocupa de ciertas ciudades y centros sagrados de distintos lugares de la tierra, casi todos ellos visitados personalmente por nuestro autor (la citada Benarés, Alejandría, Atenas, Atlántida, Barcelona, Cuzco, Delfos, Florencia, Jerusalén, Londres, México-Tenochtitlan, París, Roma, Safed, Toledo, Venecia, etc.);

También cuando se sumerge en las teogonías, en los mitos y la cosmovisión de las diversas culturas y civilizaciones, como por ejemplo la precolombina, que junto a las del resto de Occidente (a destacar la Egipcia, la Judía –y dentro de ella la Cábala–, la Griega, la Romana, la Cristiana, y sobre todo la Tradición Hermética, la Alquimia y otras organizaciones iniciáticas como la Masonería, amén de algunas referencias a la antigua Tradición Celta y Nórdica), tienen un especial tratamiento en el Diccionario, a las que debemos añadir las de Oriente, en primer lugar la Hindú, y también la Sumeria y la Babilónica (el Código de Hammurabi, La Epopeya de Gilgamesh, Himnos Sumerios), ciertas referencias a las culturas africanas (y a la influencia de éstas en ciertos ritos de los negros de América Latina)14, e incluso a la Tradición China, donde tiene una entrada al respecto y de la que aparte tiene otras en las que menciona algunos de sus símbolos más conocidos (I Ching, Yang-Yin, Tao-Ki).

Asimismo cuando trata de las biografías y genealogías ejemplares de los integrantes de la “cadena áurea”, que llega hasta nuestros días, y de la que este Diccionario y su propio autor son un testimonio;15 y por supuesto cuando escribe de la sacralidad de los símbolos presentes en la naturaleza (en sus tres reinos), en el orden humano y en el cósmico, de la fauna mitológica, o de todos aquellos que conforman la estructura geométrica y numérica de las artes y las ciencias tradicionales. En fin, en todas las entradas que se han recogido en este Diccionario, que como el propio Federico explica en la Introducción:

sólo pretende ser una herramienta para la comprensión de estos misterios, lo cual logrará cada lector –o no– en la medida de sus posibilidades del modo en que las puede brindar una obra de esta naturaleza: pistas o rastros a seguir en un camino inmenso al punto de lo indefinido.

En efecto, y en conformidad con el resto de su obra, nuestro autor nos señala el camino y nos introduce en él invitándonos a participar con nuestras propias meditaciones en la estructura invisible de una Cosmogonía siempre viva, emanación perenne de una Inteligencia y una Sabiduría arquetípicas, gracias al concurso de las cuales, y a su encarnación en lo humano, podemos despertar a nuestras potencialidades suprahumanas y nacer a ellas. No es por tanto un Diccionario que agote de “una sola vez los conceptos vertidos” –lo cual por otro lado sería imposible–, sino que, como decimos, estimula al lector a agregar su propia comprensión,

que se verá fortalecida por sus antiguas lecturas sobre el temario que aquí se trata y en general por la amplitud de su cultura en varias disciplinas diversas, sin ninguna especialización.16

Pocos autores como él han llegado en nuestro tiempo al núcleo de la Filosofía Perenne y han sabido extraer su mensaje para revelarnos y comunicarnos su valor como instrumento de la transmutación y la regeneración. Nuestro autor siempre va más allá de la mera especulación teórica o mental, que son, al igual que la erudición, medios pero no fines en sí mismos. Para él –y también para nosotros que hemos bebido y estamos bebiendo de su obra, y así será siempre–, el símbolo es fundamentalmente un vehículo intermediario donde un mito, un numen, una idea-fuerza, un aspecto de la Deidad, se revela al hombre y le permite romper los moldes establecidos por la mentalidad profana, que implica también el ir abandonando su voluntad individual en manos de la Voluntad del cielo, y poder acceder a otros mundos, o a la obtención

del conocimiento de diferentes planos de este mismo mundo, caracterizados por distintos grados de conciencia. El símbolo era y es, en consecuencia, el medio de comunicación entre los dioses y los hombres, objeto sagrado por excelencia, ya que él cuenta la historia verdadera, la eficaz, y no la siempre cambiante, de múltiples falsas apariencias.

Esta última cita ha sido extraída de la voz “Símbolo”. Asimismo, y en relación con esto, en otro lugar afirma que los símbolos y los mitos

son actuantes –como creía Platón– y expresan otro nivel del intelecto ligado con los dioses.

Recordábamos anteriormente que nuestro autor posee ese arte que los griegos llamaron la mayéutica, y que desde la Antigüedad más remota ha sido atribuido a los verdaderos sabios, aquellos que estaban cualificados para comunicar el Conocimiento y ayudaban a nacer a él a quienes disponían su corazón para recibirlo, sin dejarse arrastrar por las tendencias inferiores del “hombre viejo” (temores, prejuicios de todo tipo, etc.) y con la íntima certeza de que la Verdad es lo único que puede hacerles verdaderamente libres.


NOTAS

9 En la voz “Mito” se recoge la siguiente conclusión de Walter F. Otto: “Lo que llamamos ‘cultura’ depende en todas sus formas de un mito imperante, inextricablemente ligado al mito de lo divino. Con la creación de ese mito se constituye la cultura y la esencia de un pueblo; antes no existen siquiera”. Esto nos hace recordar lo que decía el filósofo Max Scheler acerca de lo que él entendía por cultura: todo aquello que permanece cuando la palabra cultura desaparece, es decir cuando sólo queda la esencia de la misma.

10 Para nuestro autor la práctica de la concentración constituye un rito hermético muy valioso, y así lo deja dicho una vez más en la entrada del mismo nombre, de la que extraemos lo siguiente: “La concentración es imprescindible para el hombre de conocimiento, el cual la utiliza no sólo para sus meditaciones en las que se ejercita, sino que a través de estas prácticas adquiere esta facultad completamente opuesta a la dispersión, o a la distracción. Concentrarse es orar y da nacimiento a la oración del corazón que se efectúa en silencio en lo más hondo del alma”.

11 “Recuerdo”. Esta es precisamente una de esas entradas en la que hallamos ese matiz iluminador al que antes hacíamos referencia; donde una idea que ya presentíamos aparece diáfana como un relámpago, con la suficiente fuerza para ser fijada definitivamente en nuestra conciencia.

12 Observemos cómo nuestro autor aclara definitivamente en esta entrada lo que para muchos es un tema a veces insoluble, fuente de confusiones debido a las distintas terminologías que se emplean para designar tanto al espíritu como al alma, o que si ésta es o no inmortal, o si es idéntica al espíritu... Se trata de una cuestión doctrinalmente importante.

13 Incognoscible, añadimos nosotros, en el sentido en que entendía Nicolás de Cusa a la misma Deidad recogiendo la idea de la “teología negativa” de Dionisio Areopagita, y que ya hemos señalado en este estudio, concretamente en el capítulo XII (parte IV): “Dios no es cognoscible ni en este siglo ni en los siglos venideros, pues toda criatura es oscuridad con relación a El y no puede comprender la luz infinita, que sólo puede ser conocida por sí misma”.

14 Ver por ejemplo la entrada “Teatro” (3. Teatro sagrado).

15 En este punto merece ser subrayado que la “cadena áurea” ha sido tratada abundantemente en el conjunto de su obra. Especialmente en lo que se refiere a ese tramo de la misma que se corresponde con Occidente, y de la que ha dado prueba fehaciente en cuatro de sus libros, amén de este Diccionario: Hermetismo y Masonería; Presencia Viva de la Cábala; La Cábala del Renacimiento; Las Utopías Renacentistas.