Federico González Frías

Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos

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LIRA

"Las cualidades de los sonidos, ligadas (…) a los planetas, lo están también a los elementos. E igualmente los instrumentos que los reproducen: de viento, cuerda, percusión, etc., tienen al aire y a la tierra como módulos terrestres, y al fuego como celeste, ya que es el despertar del 'fuego interno' la misión principal de la música, especialmente la sagrada. Como manifestación de la Armonía Universal, la música contiene en sí potencialmente todas estas energías. Y es por el hecho de que 'lo semejante atrae lo semejante' que su acción sobre la psiquis humana despierta lógicamente a sus respectivos homólogos, así como también el poder de ritmarlos entre sí. Los diferentes tiempos y marchas reconocidos en las partituras clásicas occidentales no hacen sino traducir el efecto de las energías del alma sobre la creación musical y viceversa: andante, alegro, patético, brío, moto, no son sino estados del alma que revelan de por sí un drama interno entre varios ritmos y personajes cuya descripción alegórica la encontramos inmemorialmente en todos los mitos y cosmogonías antiguas." (Introducción a la Ciencia Sagrada, Programa Agartha, Federico González y col.).

La lira de Orfeo en la mitología griega es un claro ejemplo de lo que acabamos de manifestar. (→ Orfeo).

ORFEO (gr.)

Dios de la música y la poesía por excelencia, es el inventor de la cítara como Hermes lo es de la lira. También se lo hace hijo de Apolo, con el que así es vinculado, por lo tanto con la lira que Hermes obsequia al dios solar. Igualmente, relacionado con Dioniso es por excelencia la deidad de los misterios iniciáticos (→ Iniciación) de las primitivas escuelas griegas que desembocan en Platón que, junto con otros autores clásicos hace mención de él. Es asociado a Eleusis y de hecho a todas las escuelas iniciáticas griegas de las que se dice ha sido el fundador. Sus dulces cantos transportan el alma y dan la paz a los afligidos.

2. Asimismo, fue uno de los más destacados Argonautas, aunque es más famoso, como llevamos dicho, por descender al inframundo a rescatar a su esposa la Ninfa Eurídice. Perséfone, la reina del Hades, accede a entregarle a su esposa, lo que es aceptado por el dios (héroe), pero con una condición, que en el ascenso a la tierra éste no se vuelva a contemplarla. Eurídice sigue entonces el canto de su amado que la guía hasta el momento en que Orfeo quiere salir de dudas respecto a que ella le sigue y se da la vuelta mirando hacia atrás. Entonces se desencadena la tragedia y la renacida Eurídice no puede alcanzar nuevamente la vida ya que muere instantáneamente.

3. Textos Órficos. Los primeros textos predecesores de la Tradición Griega y que desembocan en la Filosofía de Platón y Proclo (del 427 anterior al cristianismo al 412 de nuestra era). (→ Himnos Órficos).

HIMNOS ÓRFICOS

Invocaciones del mítico cantor Orfeo a todos los dioses. Una selección de lecturas pronunciadas de viva voz de estos himnos nos transporta a un lugar de consonancias mágicas.

2. Aunque parezca curioso los hombres culturalizados de hoy día tomamos al mito como real, y aún a personas imaginarias como que tienen realidad en sí, o sea que existen corporalmente y se llaman tal o cual, aunque claro, en el pasado. Igualmente sucede con sus andanzas, costumbres, fechas de nacimiento y muerte, si está casado con tal y es hijo de tal o cual, es decir, se memorizan nombres y anécdotas que realizaron esos dioses: se los saben de memoria al Diccionario de mitología o a la Ilíada, pero no pueden relacionarlo con sus propias almas, ya que toda esta mitología existe en el hombre y, de hecho, todo este mundo maravilloso que cantaron los poetas, está diseñado para comunicarse al ser humano, sólo a él, como sujeto del Conocimiento.

Esto es decir que el símbolo (o mito) no es encarnado porque se desconoce la verdad sobre qué representan los símbolos y cómo actúan dentro de la psiqué humana. Recordando que los símbolos se aprenden de otros y nadie puede sacar su significado si estos otros no se lo comunican, ni vivirlo pensando en que él puede lograrlo por sí mismo.

Siempre hay algo en los mitos que jamás comprenderemos. Saber de mitos es encarnarlos, conocer, tal como hablan los metafísicos en esta materia. Los mitos no son producto de la imaginación individual, ni los sueños de los poetas, cantores, o un personaje cualquiera. Son ideas salvíficas que se esbozan tras la literatura y tienden a transmitir cada vez capas más profundas y distantes del propio sujeto que se entrega a escuchar estos cantos que también este autor mítico nos ofrece en estos himnos, que se invocaban a su vez a modo de oraciones.

A Dioniso

Invoco al atronador Dioniso, que lanza su ritual grito, primigenio, de dual naturaleza, engendrado tres veces, soberano transportado por los delirios báquicos. Agreste, inefable, obscuro, provisto de dos cuernos, biforme, cubierto de yedra, de faz taurina, belicoso, que se celebra con gritos de júbilo, sagrado; que se complace en la carne cruda, de trienales festividades, adornado con racimos de uva y revestido de tiernas ramas, Eubuleo, prudente, engendrado por la secreta unión de Perséfone y Zeus, deidad inmortal. Escucha, afortunado, mi voz, danos tu aprobación, suave y benévolo, con un corazón propicio, acompañado de tus nodrizas de bella cintura. (Himnos Órficos, XXX, trad. M. Periago).

3. Mencionaremos aquí una referencia indirecta de la relación de los Himnos Órficos con los distintos planetas, y la ubicación de estos "poderes gnósticos" y "vivificantes" con los epítetos de Dioniso-Baco, los cuatro elementos y las Musas. Hacemos notar que la primera referencia a todo ello es tomada del libro The Harmony of the Spheres de J. Godwin, lo que nos ha llevado a buscar en Taylor el fragmento que reproducimos; sorprendentemente, la edición española de la obra de Godwin (Armonía de las Esferas, Atalanta, 2009) no incluye, entre otros, el capítulo "Proclo" al cual pertenece dicha referencia.

Ficino, en su Teología platónica (IV, 128) tiene el siguiente notable pasaje, traducido lo más probablemente de algún manuscrito de Proclo, según conjeturo a partir de su conclusión. Por desgracia, no nos da a conocer al autor. "Aquellos que profesan, dice, la teología Órfica, consideran un doble poder en las almas y en los orbes celestes: uno consiste en el conocimiento, el otro en vivificar y regir el orbe con el que ese poder está conectado. Así, en el orbe de la tierra, llaman al poder gnóstico Plutón, al otro Proserpina. En el agua, al primer poder Océano, y al segundo Tetis. En el aire, a aquél el Júpiter tonante, y a este Juno. En el fuego, a aquél Fanes, y a este Aurora. En el alma de la esfera lunar, llaman al poder gnóstico Baco Licnites, al otro Talía. En el orbe de Mercurio, Baco Sileno y Euterpe. En el de Venus, Baco Lisio y Erato. En la esfera del Sol, Baco Trietérico, y Melpómene. En el orbe de Marte, Baco Basareo, y Clío. En la esfera de Júpiter, Sebazius y Terpsícore. En el orbe de Saturno, Amfieto, y Polimnia. En la octava esfera, Pericionio, y Urania. Y en el alma del mundo, al poder gnóstico Baco Eribromo, y al vivificante Calíope. Por todo lo cual los teólogos órficos infieren que los particulares epítetos de Baco son comparados con los de las Musas con este motivo: que podamos entender los poderes de estas como embriagados con el néctar del divino conocimiento; y que podamos considerar a las nueve Musas, y a los nueve Bacos, como girando en torno a un Apolo, que es por así decir el esplendor de un sol invisible." La mayor parte de este fino pasaje se ha conservado en Gyraldus, en su Syntagma de Musis, y por Natales Comes, en su Mitología, pero sin mencionar el autor original. ("A Dissertation on the Life and Theology of Orpheus", sec. III, en The Hymns of Orpheus, translated by Thomas Taylor, 1792).

4. Igualmente a Apolo que dirige el coro de las Musas, con una lira en la mano, equiparada a la "lira de braccio" que Ficino también utilizaba en su canto de los Himnos Órficos y los Hermetica. (→ Lira).